El sábado pasado fueron inhumados en el cementerio local, a sus 89 años, los restos de Domingo Manuel Santarcieri Coco, vecino de Martínez, que trabajó en el Concejo y estuvo presente a lo largo de seis décadas.
Comenzó su labor legislativa siendo secretario del Bloque del Partido Demócrata Cristiano en en el viejo Concejo en 1958. Más tarde él mismo fue concejal, luego secretario de bloque del Frepaso, y asiduo concurrente a la Biblioteca por muchos años más.
Antes de todo esto fue un gran promotor del deporte y activo organizador de las fiestas de carnaval y sus murgas, que animaba e integraba él mismo, haciendo presente la cultura de su padre, de nacionalidad uruguaya. Mientras tanto trabajó como vendedor de flores, y un tiempo largo también tuvo a cargo, el mantenimiento y el funcionamiento de una calesita en una plaza del partido vecino de San Martín.
Dirigente nacional del Movimiento de Trabajadores Demócrata Cristiano, siempre presente en la asistencia a los más necesitados, en las marchas de la Central de Trabajadores Argentinos, en las Marchas de los Chicos del Pueblo y en las conmemoraciones por los detenidos desaparecidos en Ledesma, Jujuy.
Coco refleja bien la vida del poder legislativo local durante una época. Recordarlo es un estímulo que fortalece la esperanza en un futuro mejor para todos. El vecino de a pie, o el joven estudiante, bien puede preguntarse quién y cómo se redacta una ordenanza. Es bueno reivindicarlo a Santarcieri como ejemplo por su labor legislativa. Él empujaba la democracia y la participación. Esa que crece desde la base misma de la sociedad. Redactaba y tipeaba con especial facilidad y claridad decenas y decenas de proyectos. Muchos fueron sancionados como ordenanzas u obligaron otras acciones oficiales. Una tarea que requería, en su caso, especial empeño, perseverancia y creatividad, siendo que la realizaba, la mayoría de las veces, distanciado del otro departamento del gobierno municipal, el ejecutivo. A veces se quejaba de quienes no presentaban proyectos y se preguntaba: no ven nada cuando vienen de la casa, nadie los para en la calle para contarles algo que hay que cambiar o mejorar. Un creyente político laico que cerró siempre la presentación de sus escritos con la expresión Dios guarde a vuestra honorabilidad.
Testimonio vivo de la historia política local y nacional. Y especialmente, del pueblo de Martínez, donde junto a otros amigos, se ocupaba de traer al presente recuerdos que el tiempo no se puede llevar.
Su esposa, sus hijos, familiares, amigos, compañeros y vecinos le brindamos un afectuoso y agradecido saludo. Está bueno compartirlo y que sea público. (Texto: Marcos Lolhé)
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