En las distintas escenas que se realizan por durante dos horas, los alumnos desarrollan todo su potencial: se miran a los ojos, hacen pausas al hablar, emplean distintos tonos de voz y cambian sus posturas. Pasan del drama a la comedia, de un monólogo a la farsa; todo transcurre en la sala de ensayo de la Casa de la Cultura de Martínez.
Durante el taller de teatro, que se lleva a cabo los viernes de 16 a 18 en Saavedra 1710, los adolescentes – entre 13 y 17 años - realizan distintas actividades orientadas a la preparación psicofísica, emplean técnicas de relajación, respiración, vocalización y trabajan con propuestas de improvisación, ya sea a nivel grupal o individual para poder vencer diferentes barreras intimidatorias como la timidez.
“Estas clases ayudan a los jóvenes a expresarse, sociabilizar y a que tengan un conocimiento más profundo de ellos mismos y sobre sus expectativas, pensamientos y acciones. Les permite desarrollar la creatividad, la imaginación y refuerza su autoestima”, señala la profesora Estela Oriana.
En cada clase, se abordan personajes y situaciones dramáticas o conflictivas, que pueden surgir de los alumnos de su vida diaria, experiencias personales, cuentos, comics, manga, anime y películas.
Además, en las vacaciones de invierno se lleva a cabo un encuentro de todos los alumnos que concurren a las distintas Casas de Cultura del Municipio, en el que pueden interactuar, realizan competencias y juegos con premios.
Al llegar a fin de año, se realiza la tradicional muestra anual en el Teatro del Viejo Concejo, donde los alumnos muestran todo lo que aprendieron durante las clases.
Tras finalizar su participación en una escena, Lucas Cuglia, de Martínez, expresó: “Yo era muy tímido y se me ocurrió venir a estas clases de teatro. Desde entonces pasé de la timidez extrema a la liberación".
Apunto de comenzar su monólogo, Lucía Gómez contó que le encantan los ejercicios de relajación y que está muy contenta porque hizo nuevos amigos.
"Me encanta el actor Nicolás Cabré. Ojalá que con este taller pueda cumplir mi sueño de actuar como él”, concluyó, entre risas, Agustín Fernández, vecino de Beccar.
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