La Diócesis de San Isidro celebró hoy, por quinto año consecutivo, la Misa del Joven de la que participaron 2.500 alumnos de 6° año Secundaria de 43 colegios católicos de la diócesis.
Convocados por la Junta Regional Católica del Obispado de San Isidro, bajo el lema “Qué me queda por hacer”, en las instalaciones del Colegio Marín se vivió esta celebración en un clima de fiesta, de fe y alegría. Este encuentro constituye un paso más en el camino hacia el cierre de una etapa de los jóvenes, en la que se desarrollaron con el sustento de los valores religiosos y éticos inculcados en el ámbito escolar.
Monseñor Oscar Ojea presidió la Misa, transmitiendo en su homilía la importancia de la inclusión social que la Iglesia enseña a través del Evangelio, manifestando que: “La mirada de Jesús nos dice: Cuando elijas, andá a buscar a los hermanos que no están, andá a buscarlos para que puedan tener su lugar en el banquete de la vida; porque nos perdemos tanto cuando tantos no están, no nos damos cuenta de la maravilla que sería nuestra vida social, si hubiera un lugar para todos en el banquete, si cada uno pudiera desarrollar lo mejor que tiene”.
Como gesto simbólico de entrega a Jesús, un alumno de cada colegio ofreció su buzo de egresado a los pies del altar, quedando así reunidos como símbolo además de unión y fraternidad.
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