La Municipalidad de San Isidro inició las tareas de restauración de la escultura de Sor Camila Rolón, ubicada en la plazoleta El Fundador, a metros de la Catedral.
El trabajo, encomendado al artista plástico Guillermo Bruno, coincide con la posibilidad de que esta mujer nacida el 18 de julio de 1842, en la actual calle Maipú 263 -San Isidro-, donde también transcurrió su infancia y juventud, sea declarada beata por la Iglesia.
Para esto se debe ratificar un posible milagro ocurrido en agosto de 2011, en la provincia de Tucumán, cuando José Domingo Arreguez, un hombre de 86 años afectado por un cáncer de pulmón y al que los médicos daban seis meses de vida, se curó sin que la ciencia pudiera dar explicación.
“Sor Camila Rolón representa, de algún modo, los valores que defendemos en San Isidro, el de la solidaridad y el compromiso con los más vulnerables y los niños. Es un orgullo no sólo para los sanisidrenses, sino para todos los argentinos, saber que su proceso de beatificación está en marcha y seguramente concluirá como todos deseamos”, afirmó el intendente Gustavo Posse, que desde el primer momento apoyó las iniciativas tendientes a reconocer y difundir las cualidades de Sor Camila Rolón.
Y remarcó: “En este contexto, que su imagen sea restaurada y vuelva en breve a su lugar original, en una plaza destacada del distrito, representa una alegría para todos”.
La restauración se inició a seis años del descubrimiento de la escultura (el 7 de diciembre de 2010), en la calle 9 de Julio, a metros de la Avenida del Libertador, bendecida por Monseñor Jorge Casaretto, por entonces obispo de San Isidro. Durante la emotiva ceremonia estuvieron presentes el jefe comunal sanisidrense, miembros de la Iglesia y vecinos comprometidos con la misión de Camila Rolón, que el 2 de abril de 1993 fue declarada Madre Venerable por el Papa Juan Pablo II.
“La restauración se encargó a un experto, como Guillermo Bruno, que respetará la imagen religiosa tal como la concibió la artista local Hilda D´Aiello. La escultura, realizada en resina poliéster, necesitaba de estos trabajos debido a los daños que presentaba por las inclemencias del tiempo en todos estos años y de algunos hechos esporádicos de vandalismo”, expresó Eleonora Jaureguiberry, subsecretaria General de Cultura de San Isidro.
Según Bruno, la pieza se encuentra, en líneas generales, en buen estado de conservación, pero evidentemente requería un mantenimiento.
“Presenta algunas fisuras por estar a la intemperie y algunas abolladuras producto del vandalismo. Se hará la limpieza total de la superficie de pieza para identificar con más exactitud las zonas rajadas y otras proclives a sufrir grietas, a modo preventivo. Un sellado de esas áreas, un pulido completo y las terminaciones formarán parte del trabajo, que demandará unas dos semanas”, explicó el artista plástico.
Por último –agregó Bruno, que trabaja en su taller de Olivos, en esta oportunidad con la colaboración de otro artista, Pablo Martín–, se aplicará una base de laca a modo de protección. “Por supuesto, vamos a mantener el acabado del color original de la escultura, un gris plomo”, destacó.
En vías de beatificación
En agosto pasado, durante un acto presidido por el arzobispo de Tucumán, monseñor Alfredo Horacio Zecca, acompañado por el tribunal que investigó el caso y la hermana Raquel Brambilla, madre generala de la congregación Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, fundada por Rolón, clausuró la investigación del presento milagro en lo que respecta a la fase diocesana.
La historia comenzó cuando Susana, una de las cuatro hijas de José Domingo Arreguez (todavía vivo), maestra jardinera del colegio León XIII, a cargo de esa orden, empezó a rezarle a la Venerable para que su padre se curara de un cáncer terminal. Un mes después, los médicos comprobaron que la enfermedad había desaparecido sin dejar secuelas.
Ahora el Vaticano estudia las tres cajas lacradas llegadas desde la Argentina con los testimonios de testigos, fotocopias de los estudios médicos y la documentación vinculada con lo inexplicable del caso desde la ciencia.
Un reconocimiento y apoyo municipal se remonta a 1997, cuando el Municipio instauró su nombre a la por entonces flamante Escuela Municipal de Enfermería y, más tarde, a una calle del Bajo. Además, en 2007, Camila Rolón fue declarada Mujer Ejemplar de San Isidro y desde hace dos años un busto suyo se encuentra en uno de los halls principales del Hospital Central de San Isidro.
Sobre Camila Rolón
Camila Rolón nació el 18 de julio de 1842, en San Isidro, provincia de Buenos Aires. Sus padres, Eusebio Rolón y María Gutiérrez, la llamaron Camila Corina por haber nacido el día de San Camilo de Lelis, un santo hospitalario del siglo XVI.
Desde los 18 años se sintió llamada a la vida religiosa, pero su delicada salud le impidió soportar los rigores de la vida conventual. En 1880 fundó el Instituto Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, en la localidad de Mercedes, que actualmente tiene comunidades en Uruguay, Italia, Estados Unidos, Madagascar y Rumania.
En 1910, la Madre Camila Rolón viajó a Roma, Italia, para presentar al papa Pío X los estatutos de su congregación, que finalmente fueron aprobados. También fundó hospitales y asilos (más de cuarenta) en Salto, San Vicente, Pehuajó, Exaltación de la Cruz, 25 de Mayo, Baradero, Bragado y en muchos otras ciudades del país y del exterior, como Mercedes y Tacuarembó (ambas en Uruguay) Roma y Génova (Italia) y Barcelona (España).
Murió en Roma, el 16 de febrero de 1913, a los 72 años. Sus restos fueron repatriados a la Argentina, velados en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires ante una multitud y descansan en la Casa Generalicia de la orden, en Muñiz, partido de San Miguel.
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