Como cada tercer miércoles del mes, a las 18.30, el salón se llena de hombres y mujeres que buscan lo mismo: ser padres. Pasadas las ocho, más de 60 personas sentadas adentro de Casa Museo Alfaro de San Isidro se levantan y apilan las sillas; charlan, se saludan y se van. Hace frío pero la asistencia al encuentro del ciclo Camino Hacia la Adopción igualmente es muy buena.
“Cada vez hay más gente. Vienen matrimonios, parejas que conviven, personas solas, otros que ya tienen hijos pero quieren agrandar la familia”, comenta la psicóloga Rosario Gasco a cargo de las reuniones gratuitas que el Municipio de San Isidro organiza para quienes quieren adoptar.
“Estas charlas nos hacen ver que hay gente que después de tanto tiempo obtuvo el ‘sí se puede’. Nosotros vamos por eso, si bien todavía estamos esperando sentimos que ya nos va a tocar”, dice Silvana Collado apenas cruza la puerta junto con su marido Daniel González.
Silvana y Daniel hace siete años que están anotados para adoptar y hace dos que participan en las charlas. “Siempre nos sentimos muy acompañados por la familia y los amigos pero no por la sociedad porque es un camino que solo quien lo transita conoce los momentos difíciles que hay que pasar. A partir de esta charlas realmente nos sentimos apoyados porque hay muchas personas en la misma situación”, agrega Susana sonriendo.
Daniel coincide con su mujer: “Estas charlas son importantes porque todo el proceso cuesta muchísimo pero igualmente tenemos esperanzas porque anhelamos tener un hijo y formar nuestra familia”.
Hay personas de todas las edades, condiciones económicas y estados civiles. Todos comparten el mismo deseo, un hijo; y todos están también atravesados por el mismo denominador común: la espera. En sus relatos coinciden en que tienen que aprender a ser pacientes y saber cuál es el objetivo cuando la ansiedad los supera.
“Acá nos escuchamos, comentamos lo que nos pasa, hablamos de los trámites que tenemos que hacer, nos apoyamos y aclaramos dudas. San Isidro nos ofrece este lugar para compartir y calmar juntos la ansiedad”, dice Adriana Aguilera emocionada.
Adriana y su marido, Daniel Mosconi, ya fueron papás pero su hijo falleció cuando tenía cuatro años. Aunque lo intentaron, ella nunca más pudo quedar embarazada de vuelta. Entonces cambiaron el rumbo y apuntaron a la adopción. Así que hace dos años se inscribieron en el juzgado con la esperanza de volver a ser padres. “Buscamos formar nuevamente una familia, ya pasamos por esa experiencia y queremos volver a tener a alguien que nos llene el corazón”, sostiene Adriana.
Apenas se anotó, la pareja –como la mayoría de las personas– pensó que el trámite y el proceso iban a ser más sencillos y rápidos. En ese momento, cuando completaron el formulario, aclararon que buscaban un chico de hasta cuatro años. Pero como el tiempo pasaba y las esperanzas un poco se diluían, empezaron a participar en los encuentros de Camino Hacia la Adopción y ahí hallaron el empujón que necesitaban para que la espera no fuera tan pesada.
“Gracias a las charlas extendimos la edad hasta seis años, con la posibilidad de adoptar hermanitos”, aclara Adriana y Daniel, a su lado, completa: “Para nosotros venir acá es religioso; nos ayuda mucho, nos saca un poco la ansiedad y la espera”.
Si bien los encuentros tienen la misma temática, todos son distintos. En algunas oportunidades una familia que ya adoptó cuenta su experiencia; en otros, algunos profesionales explican y reflexionan sobre trámites o puntos en particular del proceso.
“Más que nada buscamos contener, acompañar, cuestionar y charlar sobre de qué se trata formar una familia a través de la adopción”, suma Rosario, la psicóloga a cargo del taller.
En este sentido, Adriana concluye: “Los que no se animan tienen que venir porque el lugar es muy acogedor y además estamos todos igual: en la espera. Es muy bueno porque van a darse cuenta de que no están solos”.
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