A los 78 años la vida de Carlos Chaves cambió rotundamente. Pasó de ser una persona que vivó siempre por fuera del sistema a ser un ciudadano normal.
Por no tener DNI no tuvo posibilidad de acceder a ningún beneficio del Estado, ni a realizar aportes jubilatorios, ni trabajar en blanco, votar o asistir a un hospital público o privado.
Siguiendo los insistentes consejos de su familia, accedió en mayo pasado a realizar los trámites para obtener por primera vez su documento nacional de identidad.
Fue en una campaña que realizó la Municipalidad de San Isidro junto al Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de Políticas Públicas cerca de su casa, en la Parroquia Santa María del Camino del Bajo Boulogne.
Mientras hacía la cola conoció al presidente del Concejo Deliberante de San Isidro, Carlos Castellano, quien cuando se puso a hablar con Chaves no podía creer que el trámite que estaba haciendo era para obtener su propio DNI.
“Pensábamos que el DNI era para su nieta o que, en cualquier caso, lo que quería era renovar su documento. Fue su hija, Cristina, quien nos dijo: 'No, el trámite es para él'”, señaló Castellano quien enseguida se ofreció para asistir legalmente a Chaves en tan particular situación, con pocos antecedentes en el país.
“Nos quedamos asombrados por este caso. Después de hacer varias consultas pudimos comprobar que en tantos años el Estado no pudo detectar esta anormalidad y decidimos ayudarlo a Carlos para incorporarlo al sistema legal”, contó Castellano.
Ya con el DNI en su poder, Chaves acaba de iniciar en la sede de la ANSES de Munro, en Vicente López, los trámites jubilatorios.
“Seguimos haciendo trámites para que Carlos lleve la vida de un ciudadano normal. Recién acabamos de realizar los trámites jubilatorios que esperamos sean rápidos”, expresó Castellano que acompañó a Chaves en un paso más en su camino hacia la normalización y dignificación de su vida, junto a su hija Cristina y su nieta Cecilia, quienes, emocionadas, aún no pueden creer que luego de enterarse no hace mucho tiempo que su padre y abuelo no tenía DNI hoy todo se va encaminado.
Carlos llegó a Buenos Aires desde Tucumán cuando tenía 14 años de la mano de un tío. Trabajó toda su vida, formó una pareja (ya que no podía casarse por no tener documento), tuvo una hija y jamás tuvo un antecedente penal.
Su hija, Cristina, fue anotada como hija de un amigo, ya que Carlos no pudo anotarla como hija suya por no tener documento. Para Cristina, el nombre de su padre fue siempre Juan Carlos Rivadeneira hasta que no hace mucho, de manera casual, se enteró de la particular situación y convenció a Carlos para que acceda a su verdadera identidad.
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