Siguiendo el pedido del Papa Francisco que llamó al diálogo como único camino para el entendimiento, 40 referentes juveniles participaron del “Primer Encuentro Judeocristiano de Jóvenes por la Solidaridad”.
El evento organizado por el Congreso Judío Latinoamericano (CJL), la Pastoral Juvenil de la Diócesis de San Isidro y el Club Macabi, que contó con el apoyo de la Secretaría de Integración Comunitaria, convocó a 40 jóvenes de 18 a 30 años que durante una intensa jornada de trabajo comenzaron los trabajos de restauración y pintura de la Escuela ESB 28, ubicada en Panamericana y Camino Real Morón de Boulogne.
La propuesta de la jornada fue generar un espacio de encuentro para que jóvenes judíos y católicos pudieran contribuir a mejorar la inclusión de otros jóvenes a través de la educación. Desde la unidad se decidió realizar una acción que fuera ejemplo de coexistencia e integración, mostrando que la ayuda al prójimo es premisa superadora de cualquier diferencia.
Claudio Epelman, Director del CJL; Monseñor Oscar Ojea, Obispo de San Isidro; David Liebman y Natalio Furmanski; Vicepresidente y Director de Macabi respectivamente, acompañaron a los jóvenes. El evento contó con el apoyo de la Municipalidad de San Isidro quien estuvo representado por Arturo Flier, Secretario de Integración Comunitaria del Municipio, quien estuvo acompañando a los jóvenes durante la jornada.
“Estas actividades son una demostración de respeto y preocupación por el otro y demuestran que el compromiso solidario con la comunidad es superador a cualquier tipo de diferencia. Tenemos mucho que aprender de los jóvenes y esperamos que esta actividad se proyecte y replique en toda la sociedad como ejemplo de convivencia”, expresó Epelman. A su turno, Ojea destacó que “los actos y los gestos son mucho más importantes que las palabras, y eso es justamente lo que valora de la iniciativa de los jóvenes”.
Por la Pastoral, Tomás Caride 23 años declaró que “el encuentro fue muy enriquecedor. Cultura, fe y valores se compartieron en un ámbito de total confianza y libertad. Abriéndonos a la experiencia del otro y de su historia. Así comprendimos que había más concordancias que diferencias. Que somos "muy diferentes pero muy parecidos”.
“El encuentro supero ampliamente mis expectativas. Fue una experiencia excelente como intercambio, vivencia y aprendizaje. Saber que estamos ayudando a mejorar una escuela pública como voluntarios en conjunto con otros jóvenes es muy bueno esperamos que más personas se sumen y se multipliquen estas iniciativas”, evaluó Melanie Sluzker 24 años, de Macabi.
Para el secretario de Integración, Arturo Flier, uno de los mensajes que se desprende de la acción de estos jóvenes es que “el espíritu de diálogo y convivencia es el camino para la unión de los argentinos”. También destacó que esta experiencia de integración “resulta enriquecedora para los jóvenes que participan de la misma compartiendo y aprendiendo de sus respectivas tradiciones y la alegría de saber que la acción conjunta redunda en beneficio de otros jóvenes que se encuentran en estado de vulnerabilidad social, pero también es un mensaje es claro, los jóvenes mismos nos están diciendo que uno de los caminos clave para lograr la inclusión social es la educación”.
El balance de todos los participantes fue altamente positivo, le hicieron llegar las imágenes del encuentro al Papa Francisco y se comprometieron a realizar próximamente una segunda jornada. “Ansiamos que esta sea la primera actividad de otras tantas que nos hagan trabajar para alcanzar una sociedad más solidaria y fraterna”, concluyeron los organizadores.
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