Trabajar en la atención, en la concentración, en la tolerancia hacia uno y los demás, son algunos de los objetivos del Taller de Estimulación de la Memoria que se realiza todas las semanas en una de las aulas de Puerto Libre. Allí, los adultos mayores que participan del Programa Juventud Prolongada asisten cada viernes de 14 a 16.
En las clases, explicó la profesora y psicóloga social Liliana Trisciani, trabajamos para estimular las áreas cognitivas: “En ese proceso, que también está relacionado con la autoestima, cada alumno aprende a ser más tolerante con él mismo y con los otros. Trabajamos en la tolerancia a la frustración entendiendo que la destreza que tenemos a los 20 no es la misma a los 40 ni a los 50 ni a los 60”, detalló.
La profesora contó que en cada clase se trata de que los participantes descubran y se sorprendan con todo lo que perciben, como hacen los chicos. En el taller se trabaja con la percepción, la imaginación y la reflexión. “También estimulamos la atención, la concentración y la motivación”.
Una de las actividades que se realizan en las clases es recordar palabras. Uno de los alumnos comienza con una y los subsiguientes van sumando otra hasta llegar a 50 o más. El total de las palabras debe ser una frase que tenga sentido.
“Todo lo que hacemos aquí ayuda a conocernos un poco más. Es también un taller de autoayuda que hace que los alumnos sepan cómo quieren vivir de ahora en más y cómo llevarlo a la práctica”, afirmó la profesora.
Cualquier edad es buena para practicar la estimulación de la memoria, sostuvo Trisciani, quien tuvo chicos de 18 años como alumnos que comenzaron la actividad para acompañar a sus abuelos.
Antes de comenzar la clase, Juan Carlos González, de 66 años y vecino de Martínez, afirmó: “Me encanta porque hacemos ejercicios culturales e intelectuales; me gusta escribir, lo hago en mi tiempo libre y acá tengo la posibilidad de compartirlo”.
Vecino de Boulogne, Máximo Marín, de 77 años, dijo que con la ejercitación que practica nota cambios en su vida cotidiana. “Cada vez que nos dan un trabajo para hacer en casa, lo escribo en la computadora; y eso me ayuda a ejercitar mi memoria”, ejemplificó.
Cuaderno en mano, Carmen Salerno, de Victoria, expresó que asiste al taller porque allí consigue las herramientas necesarias para no perder la memoria. A los 74 años, Carmen Magnavac, vecina de Martínez, aseguró que uno de los beneficios del taller, además de ejercitar la memoria, es la convivencia con otras personas que dicen “a mí me pasa lo mismo”.
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