El intendente de San Isidro, Gustavo Posse, fue agasajado anoche por la comunidad de la Capilla de Itatí, del Bajo Boulogne. Durante el encuentro, recorrió las instalaciones y donó materiales para la terminación del techo del salón de usos múltiples.
Pasadas las 21.30, el intendente llegó a la iglesia, ubicada en Padre Castiglia 1942, donde compartió una cena con una docena de colaboradores de la Capilla. También participaron el secretario Bernardo Landívar y el subsecretario Daniel Giovannelli, de la Unidad de Gestión Municipal para Villa Adelina, Boulogne, Santa Rita y La Horqueta y la directora de Comunidad de la Delegación Acción Social Bajo Boulogne, Claudia Nuñez
Posse subrayó que la comunidad de la Iglesia de Itatí es un ejemplo de esfuerzo y perseverancia porque “constantemente trabaja en mejorar las instalaciones”. Y añadió: “Desde el Municipio continuaremos colaborando para que esta capilla siga creciendo”.
Durante la cena, Posse anunció la donación de materiales para la terminación del techo del salón de usos múltiples. La noticia fue recibida con aplausos y muestras de cariño.
Landívar enfatizó: “Es gente grande muy humilde que trabaja para el bienestar de quienes más lo necesitan”.
Sobre la función de la Capilla en el barrio, Giovannelli destacó que tiene una actividad social muy marcada. “Además de ayudar a los párrocos y en el mantenimiento del lugar, tienen un contacto permanente con los vecinos a quienes muchas veces asisten poniéndoles un plato de comida en la mesa”, enfatizó.
Vecina del barrio, Nuñez sostuvo: “Es muy importante que la gente se reúna, no sólo para rezar sino para realizar acciones solidarias”.
Rubén Fleitas, de 75 años y encargado de la capilla hace 18, contó que la Iglesia es su segunda casa y contó su sueño: “Quiero ver este lugar terminado. También me gustaría que chicos y adolescentes se sumen a nuestra comunidad”. Para recaudar fondos, cada 15 días se realiza en la capilla una venta de empanadas y choripanes, informó Fleitas.
Finalizada la cena -una receta casera de chorizos a la pomarola- y mientras servía trufas de chocolate de postre, Rosalía Toro, voluntaria del lugar, agradeció la visita de Posse: “Nos hizo muy felices”, dijo emocionada y reveló que trabaja allí porque “hay que ayudar al prójimo y este lugar se hace todos los días a pulmón”.
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