Cientos de fieles, en su mayoría italianos de distintas localidades de Buenos Aires y de otros países vecinos, se reunieron el domingo por la mañana en el Club del Sindicato Obrero de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA), en Beccar, para festejar el 49º aniversario de la Virgen del Pettoruto en San Isidro. El intendente Gustavo Posse participó de esta celebración religiosa y popular.
La fiesta, que fue organizada por la Asociación Calabresa de San Sosti Virgen del Pettoruto, y comenzó pasadas las 10, también convocó a representantes de asociaciones italianas, músicos, un coro y mucho público local, del Gran Buenos Aires, Chile y Uruguay. Los asistentes esperaron cantando y bailando tarantela la llegada de la imagen de la Madonna del Pettoruto para dar comienzo a la celebración.
Escoltada por un camión de los Bomberos Voluntarios de San Isidro y móviles del programa municipal Cuidado Comunitario, la imagen de la Virgen fue recibida con aplausos y bombas de estruendo. Luego, el obispo de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, encabezó la procesión hasta el escenario del club, donde se ofició una misa solemne.
Durante la procesión y antes de llegar al altar, se realizaron casi una docena de sueltas de palomas como símbolo de alegría y devoción hacia la Santa Patrona.
“La veneración a esta Virgen representa un espacio de reencuentro de amigos y familiares. Me conmueve ver que las nuevas generaciones se suman para continuar la tradición”, expresó Posse.
Cuenta la historia que en el año 1500 en el pueblo calabrés de San Sosti, una persona que fue injustamente acusada de cometer un hecho muy grave se exilió en la montaña del Pettoruto. Un tiempo después se probó su inocencia. En agradecimiento, esculpió sobre una piedra una imagen de la Virgen. La devoción a esta Madonna nace 100 años después, cuando un pastor sordomudo la descubre y recupera la audición y el habla.
Entre los fieles, la concejal sanisidrense Juana Posse subrayó sentirse movilizada y contenta de acompañar a los italianos que “tanto hacen por San Isidro”. “Esta fiesta nos sirve como un momento de meditación y reflexión”, concluyó.
Antes de la misa, Ojea dijo que la celebración es importante desde la religión y desde lo cultural porque “cuando alguien está lejos de su tierra necesita un espacio para evocarla y hacerla presente, y las devociones religiosas ayudan”.
El presidente de la Asociación Calabresa de San Sosti, Alejandro Di Giovanni, sostuvo que la fiesta es muy representativa de Calabria. “Y esto hace que San Isidro sea anfitrión al recibir fieles de todo el país, incluso de Chile y Uruguay. Esto es posible gracias a Posse, que siempre nos apoyó y hace que esta fiesta se luzca”.
Con el estandarte característico de la Asociación Calabreses Unidos de San Isidro, Antonio Bianco aseguró que su participación “es un compromiso; hay que estar unidos”. A su lado, Domingo Raniele, del Sagrado Corazón de Jesús afirmó: “A la Virgen la tenemos todos en el corazón. Esto lo seguiremos haciendo toda la vida”.
Reconocida entre sus fieles por conceder milagros, Claudio Fasano, de José León Suárez, contó que asiste a la celebración de la Virgen de Pettoruto desde los 8 años, cuando su papá lo llevaba de la mano. “Gracias a la Virgen mi hijo, que nació ciego, recuperó la visión”, aseguró emocionado. Calabresa de nacimiento, Graciela Guarna, afirmó: “Todo lo que se le pide lo concede. Estamos muy agradecidos a ella. Yo le pido salud y paz para todos. La amamos mucho. Es una Virgen muy querida”.
La Virgen es mi adoración, dijo entre lágrimas María Scarinci, de Villa Adelina. Casada con un italiano, María Fernanda de Oliveiro, de Martínez, confesó: “No soy italiana pero la Virgen es muy importante en mi vida”.
El broche de oro de la fiesta fue el espectáculo de fuegos artificiales que se realizó al caer el sol.
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