En la pileta olímpica, Mónica sostenía por la cintura a Lautaro, su hijo de tres años, mientras lo alentaba para que siguiera pataleando. Después, lo tomó de las manos, bajó la cabeza a la altura del agua y lo miró directo a los ojos. Lautaro se mantuvo a flote casi sin ayuda, y el orgullo de su madre se tradujo en una enorme sonrisa.
La escena corresponde a una clase de Natación Para Precoces que se repite dos veces por semana en la pileta -cubierta y climatizada- del Campo de Deportes Municipal Nº4, ubicado en Córdoba 2045 (Martínez).
La profesora y regente de este campo de deportes, Susana Cullen, explicó que ésta es una actividad ideal para que grandes y chicos, a partir de los dos años, compartan un momento juntos en el que no sólo hacen deporte sino que ayuda a reforzar el vínculo.
“Los nenes vienen acompañados por un adulto responsable que reconocen afectivamente, sea familiar o no”, aclaró Cullen.
Practicar deportes acuáticos con los chicos trae muchos beneficios como, por ejemplo, la consolidación afectiva, la confianza que genera en el niño el sentirse cuidado, conocer un medio nuevo, aprender y disfrutar el movimiento dentro del agua.
A Andrea Rivero lo que más le gusta es disfrutar de este espacio que comparte con su hija Martina, en el que aprende jugando. “Verla tan divertida haciendo un deporte es impagable”, comentó.
Para Mónica Vino, mamá de Lautaro, no fue un detalle que el bono contribución del campo fuera tan accesible porque ella, que es de Beccar, pudiera retomar esta actividad después de haber dejado de ir al instituto privado que le quedaba cerca, porque era muy caro. “Desde que Lauti tiene seis meses hacemos natación juntos pero tuvimos que dejar y, como a él le encantaba, encontré esta alternativa en el campo”, aseguró Mónica.
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