En San Isidro, frente a la estación, estuvieron monseñor Oscar Ojea, sacerdotes y laicos acompañando este momento con
música y bendiciones.
La iglesia católica sale a la calle a la escucha de la gente y a llevar a Jesús con gestos y palabras.
Enseguida muchos caminantes se sumaron espontáneamente y formaron, respetuosamente, una fila para recibir las bendiciones.
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