Con una gran fuerza de voluntad, energía y sobre todo mucha pasión, Olga Bornas logró, luego de tres años de estudio, terminar la secundaria, y a los 78 luce orgullosa su título de bachiller. La vecina de Beccar retomó a los estudios en 2009, y asegura que “era algo pendiente”.
Olga llegó al Partido en 1953, en el mismo año en que se casó con Luis Rodríguez Santa Cruz (85), su marido y padre de su única hija, Marta. “Después de casarnos vinimos a vivir acá para estar cerca del Club Regatas La Marina, donde practicábamos remo todos los fines de semana, y desde ese momento no nos movimos de Beccar, siempre en la misma casa”, cuenta.
Dedicándose a su hogar y su familia, el tiempo pasaba y nunca se detuvo a pensar en terminar el colegio, el que había dejado tras finalizar la primaria. “En su momento finalicé los estudios primarios y empecé a perfeccionarme en dactilografía para poder trabajar. Era muy común, y en mi casa necesitábamos la plata, así que seguí trabajando y nunca retomé”, recuerda la vecina.
Pero años después, sin siquiera proponérselo, la vida misma terminó llevando su camino nuevamente hacia la escuela, como si la obligara a cerrar aquella etapa pendiente. En este camino fue fundamental el apoyo e incentivo de Martín Koval (29), uno de sus dos nietos, quien además enseña Lengua y Literatura, y fue su profesor. “En 2007, cuando mi hija se fue a vivir a España, realmente sentía que tenía que hacer algo, la extrañaba mucho, y Martín me insistió para que estudiara. Había hecho cursos de Literatura porque me gusta mucho, pero recién en 2009 me decidí para anotarme en la CENS 456, la escuela en donde él estaba dando clases y que a la noche funciona para adultos”, relata Olga entusiasmada.
En el transcurso de tres años entonces, esta enérgica vecina logró terminar la secundaria con todas las dificultades que ello implica. “La materia que más me costó fue Matemática. Es algo que arrastro de toda la vida, pero por suerte tuve una profesora divina y me terminó hasta gustando. Después Literatura y Biología fueron siempre mis favoritas”, asegura.
Según sostiene Olga, el hecho de estudiar a su edad tiene otras ventajas: “La verdad es que me llevo un recuerdo hermoso de mis compañeros, profesores y preceptores, todos una maravilla. Además es una satisfacción enorme, realmente no lo podía creer cuando me dijeron que había terminado, tuve que preguntar varias veces si faltaba alguna materia ”, expresa entre risas y agrega: “Me encantaría poder servir de ejemplo para más personas que estén en una situación similar”.
Con toda su vitalidad, la emprendedora vecina que recibirá su diploma en diciembre, se hace tiempo para todo. Disfruta de cocinar para su familia y sus nietos, Santiago y Martín, leer y escribir poemas, de manejar la computadora, la que aprovecha al máximo para contactarse con su hija, y de asistir una vez por semana al “Taller de la Memoria”, que se dicta en el Centro Cívico Beccar.
“A partir del año que viene mi idea es retomar los cursos de Literatura, también en el Centro Cívico. Es algo que me encanta y no quiero quedarme sin hacer nada, me di cuenta de que necesito estar en actividad”, concluye entusiasmada. (Fuente: Diario Clarìn)
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