viernes, 7 de septiembre de 2012
Recordaron a Melchor Posse con una misa en la Catedral
Familiares, amigos y personalidades de la política, del ámbito empresarial y sindical participaron esta noche de una misa en la Catedral de San Isidro en recuerdo del 80º aniversario del nacimiento del ex intendente de San Isidro, Melchor Posse.Entre los presentes se encontraban el intendente de San Isidro, Gustavo Posse, junto a su esposa, María Fernanda Nuevo, sus hijos, hermanos, tíos y otros familiares. También asistieron a la misa concejales, funcionarios del Ejecutivo local, amigos, vecinos y personas que fueron parte de la vida de Melchor Posse.
A cargo del párroco de la Catedral, Pedro Oeyen, el oficio religioso comenzó a las 19. Ante una iglesia colmada, el sacerdote recordó el trabajo realizado por quien fue cinco veces intendente del Partido y dijo: “Esperamos que el trabajo que hizo Melchor pueda multiplicarse. La clave para quien dirige un municipio es que las obras sirvan a todos. Y nosotros vamos a trabajar para que San Isidro siga creciendo”.
Finalizada, la misa se llevó a cabo un simple y emotivo acto, que fue encabezado por Gustavo Posse en el interior del templo, ya que la lluvia impidió que se realizara en el atrio, como estaba previsto.
Durante su discurso, Posse destacó que su padre siempre “trabajó con pasión” y durante el transcurso del acto fue llamando al altar a distintas personalidades de la política, del ámbito empresarial y sindical. También se acercaron amigos y familiares del ex intendente.
“Era una persona que con pocas palabras podía decirte lo que otro quizá te relataba en horas. Todas las anécdotas que recuerdo con mi padre tienen que ver con cosas inteligentes y alegres”, declaró Posse.
“A mi padre le hubiera encantado que se lo recordara como lo hicimos hoy, de manera sencilla y con los amigos de toda a la vida”, enfatizó el intendente de San Isidro.
Después del homenaje, Ricardo Alfonsín recordó a Melchor Posse con una anécdota: “Desde el primer día que lo conocí me hizo sentir como si lo conociera de toda la vida, inmediatamente me trató con un afecto y un cariño y con una llaneza y humildad que me sentí como si estuviera con alguien que conociera de hace muchos años”.
Alfonsín concluyó que “el verdadero político, el de raza, es capaz de sacrificar sus propios intereses personales en nombre del interés de los demás. Y el Cholo era un claro ejemplo de esto”.
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