La mayoría no sabía quién era Roger Waters. Tampoco conocían los temas de Pink Floyd. Pero se dieron el gusto de formar parte de la histórica serie de conciertos que el músico inglés está dando en Buenos Aires y subieron al escenario para bailar e interpretar los acordes de Another brick in the wall, uno de los himnos de The Wall .
"We don't need no edu ation! We don't need no thought control! No dark sarcasm in the classroom. Hey, teacher, leave them kids alone!", son los versos repetidos por quince chicos del colegio Santo Domingo Savio, de la villa La Cava, y otros 18 alumnos del Colegio Madre Teresa, de Virreyes.
Esos versos, cargados de sentido, los repetirán a lo largo de los nueve shows que dará Rogers en Buenos Aires, y la dinámica será alternar un colegio con otro. Ayer fue el turno de los del colegio Santo Domingo, mientras que en el primer show subieron al escenario los alumnos de Madre Teresa.
Ellos, como todo niño, necesitan educación para cambiar su realidad, para romper el muro, y profesores comprometidos como los que se dedicaron a enseñarles la coreografía y a explicarles algo del mensaje de The Wall . "No es que no necesitamos educación. No necesitamos esa educación ni esos maestros", interpretó Santiago Ubeda, de 13 años. El, como la mayoría de sus compañeros, está emocionado por formar parte del show, aunque está nervioso por tener que bailar ante 45.000 personas.
Al igual que sucede en los shows que Waters brinda en todo el mundo, los niños fueron elegidos por una ONG -en la Argentina la encargada fue Mundo Invisible, la red de comunicación que surgió en 2010 a partir de Red Solidaria- para compartir el escenario con una leyenda viva del rock.
Los elegidos tienen entre 11 y 16 años y pertenecen a barrios carenciados del Gran Buenos Aires. Para formar parte de este grupo de privilegio era requisito no saber bailar, o por lo menos no haber recibido formación en baile.
En el caso de Jazmín Sotelo, de 16 años, el baile le nace naturalmente, pero nunca estudió. "Me encanta bailar. No conocía a Pink Floyd, aunque cuando escuché la canción, me resultó conocida porque mi papá le gusta la música de esa época", contó durante el viaje en micro hacia el estadio, cuatro horas antes del show.
Además de Jazmín, los Sotelo tuvieron ayer en el escenario más representantes: sus hijos Carolina, de 14 años, y Gonzalo, de 15, también hicieron la coreografía en River. "Mi mamá y mi papá están más contentos que nosotros", contó emocionada Jazmín.
Ezequiel Cañete, de 14 años, y su hermana, Melina, de 13, están muy contentos por formar parte del show: "Quiero saludar a Roger Waters, hablar con él, aunque mucho inglés no hablo, vengo bastante flojo. Busqué la letra de la canción en español para entenderla, aunque me dijeron que habla de un profesor malvado que trataba mal a los chicos. Tiene un buen mensaje. Me gustaría aprender a tocar algún instrumento y a cantar como Waters", dijo Ezequiel.
Leandro Arias, de 13 años, está algo preocupado. La coreografía que venían ensayando desde febrero fue cambiada a último momento. "Parece que Waters se había equivocado de disco. A mí me gustaba más el anterior", dijo.
La organización de los conciertos repartió varios CD con la coreografía para facilitar los ensayos. Pero los pasos fueron modificados. "Nosotros nos enteramos el miércoles, pero los chicos del otro colegio tuvieron que aprenderlo el mismo día del concierto", comentó Leandro, que de todas maneras está emocionado.
Cuando se enteró de que su tía Karina y su primo Matías estarían como invitados en el estadio, se puso muy contento. "Mi tía me crió. A mi papá casi no lo veo, por eso quiero que esté ella más que él", comentó.
Las hermanas Tamara y Lucía Peres, junto con sus primas, Gisela y Jesica Escubilla, retrataban con una cámara todo lo que estaban viviendo. "Ojalá podamos llevarnos las remeras que vamos a usar de recuerdo. Dicen: «Ustedes pueden cambiar el mundo» en inglés", contaron. (fuente: www.lanacion.com.ar)
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