Bebe Contepomi, un auténtico fan del rock nacional, criado en San Isidro, analiza esta música de los ´80 en adelante.
Una tarde de 1983 el rock se metió a la casa de la familia Contepomi en San Isidro. Es que alguien olvidó allí un disco de vinilo de Los Abuelos de la Nada, pero nadie le prestó atención. Hasta que llegó a las manos de Carlos José “Bebe” Contepomi, claro. “¡Escuché la primera canción (Marinero Bengalí) y quedé alucinado! Tenía 13 años y, gracias a ese long play, descubrí el rock nacional. A partir de ahí empecé a investigar todo sobre bandas hasta la actualidad”, cuenta hoy a la distancia, con 39 años. Fueron sus primeros pasos “Por la vereda del rock”. Justamente así se titula su primer libro, que rescata las mejores anécdotas y entrevistas de este periodista de rock sanisidrense que ya lleva 14 años como conductor al frente del programa “La Viola”, por el canal TN.
¿En qué se diferencia el rock de los 80´ - con el que vos creciste - y el de ahora?
El rock en los ’80 fue como una gran familia. Cuando volvió la democracia hubo una explosión de bandas nuevas. Era increíble, porque leías la agenda del suplemento Sí de Clarín y, en un mismo fin de semana, tocaban Charly, Fito, Soda Stéreo, Virus, Git y Suéter. Además, el rock era más real, porque ibas a ver a las bandas a lugares mucho más chicos que los de ahora y llegabas al borde del escenario. Y hasta podías charlar con los músicos. Hoy, con las vallas, estás a kilómetros del escenario.
¿Cómo era tu fanatismo por la música en la adolescencia?
Era un enfermito, sabía todo de las bandas. Andaba con un maletín de médico de mi viejo lleno de casetes. Allí tenía los nombres de las canciones, los discos e integrantes de los grupos. El casete que más me costó conseguir fue Gulp!, el primero de los Redondos. Durante 20 días seguidos recuerdo volver del colegio, tomarme el 707 en Márquez hasta la estación de Boulogne para ver si había salido ese casete; en aquella época no abundaba la información sobre las bandas. Y como al lado de este local había una pajarería siempre regresaba con una cotorra, además de discos. Así fue como llegué a tener un criadero de estas aves en el fondo de mi casa.
¿Había rockeros en San Isidro en los 80´?
Y la verdad que no. A mi me veían como raro, porque a los 18 era rubiecito, y cuando iba a ver a los Fabulosos o a los Redondos a Lanús, Flores y otros lugares muchos me decían y este concheto de dónde viene. Lo gracioso era que cuando iba a las fiestas de mis compañeros de colegio también me miraban raro, porque iba vestido como roquero, de chalecos, con remeras del cantante de Sumo que decían “Luca vive”, Me veían como el loquito, porque el rock en aquella época no era masivo.
¿Sos un músico frustrado?
Así como los periodistas deportivos tienen algo de futbolistas frustrados, cualquier periodista de música tiene algo de músico frustrado. A fines de los 80´ tuve una banda que se llamó “Fulano de tal” con la que hacíamos ruido en el garaje de la casa de mis padres en San isidro. De adolescente fui al conservatorio a estudiar piano, pero me di cuenta que no tenía ni el más mínimo talento para la música, entonces me dediqué a disfrutarla y no hacerla. De todas maneras, hoy con 39 años, después de todo lo vivido como periodista de rock ya es una frustración totalmente superada. ¡Menos mal que no me dediqué a la música! El periodismo siempre me interesó al mismo nivel que la música, me gusta leer diarios, libros. Me considero un tipo muy informado de todo lo que pasa en el país y en el mundo, no sé sí culto.
¿Es mejor vivir un recital como periodista o como público?
Prefiero estar toda la vida del lado del público. Hace muchos años que no disfruto ningún recital, ningún disco, porque ¡me manda 30 por semana! La verdad es que la tele es esclavizante en cuanto al tiempo de trabajo y las responsabilidades. Por eso, cuando voy a un recital hago mi trabajo y me voy, ya no me quedo a disfrutar el show. Pero ya volverán los tiempos en que pueda estar del lado del público nuevamente.
¿Con qué tema del rock nacional te identificarías?
Costumbres argentinas de Los Abuelos. Muchos temas de los Fabulosos Cadillacs, como “El número dos en tu lista”, ellos eran muy losers y escriban temas de perdedores, por lo que yo me sentía muy identificado.
¿Qué significa San Isidro para vos?
Mi barrio. El lugar donde me crié, con mucha libertad por parte de mi familia. Fui al colegio Newman, donde jugaba al rugby. Allí viví momentos muy lindos como fan, cuando iba a ver a los Fabulosos Cadillacs que tocaban en el teatro de La Cova. Voy todo los fines de semana a San Isidro para ver a mis hermanos y sobrinos, a comer un asado con ellos. Pero hoy mi vida está atada al cemento (Capital) y no al verde, por mi profesión tengo que estar cerca del canal donde trabajo. Pero siempre sueño con volver a San Isidro y tener una casita con un jardín. Seguramente será cuando tenga un hijo, tengo a mi familia a muchos amigos allí. (fuente: www.zonanortevision.com.ar)
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