La barbarie que se impuso en la madrugada del domingo clausurando la distribución de "Clarín" pero también perturbando la salida de "La Nación", coloca al Gobierno Nacional bajo la lupa de la sospecha subida de tono... En rigor, se llama complicidad.
Hablamos del Gobierno Nacional porque no es novedoso para nadie el exhibicionismo obsceno de violencia que se muestra al país y al mundo desde el empresariado sindical . En cambio, es del todo impensable lo que están diciendo las máximas autoridades del país, y sin embargo, está ocurriendo ahora.
Cuando se cumplen 35 años del más tremendo y cruel golpe militar de nuestra historia, la CGT, dirigida por Moyano, está alarmando al país con impunidad absoluta y ello, además, como máxima respuesta a un exhorto judicial enviado desde Suiza. No se puede creer que el causante, en lugar de exigir ser investigado para probar su inocencia, busque evadir el peso de la ley con argumentos residuales que resultan una inocultable treta para presuntamente, ganar tiempo.
En aquél entonces, la primera libertad eliminada fue la de prensa y la de expresión. Eran tiempos en que diferentes facciones habían generado un escenario de violencia brutal haciendo que el golpe encontrase injustificadamente muchas voluntades en compañía. Hoy, la "derecha" sindical y la "izquierda" de La Cámpora pujan por el manejo del poder con una impudicia que provoca escalofríos.
Lo inconcebible es el silencio de la Presidente y las palabras de los ministros del Interior y de Trabajo.
Sepan que están atentando contra los derechos humanos amparando los ataques contra la libertad de expresión. Y sepan que como antes, ahora también se alzará la UCR junto a otros partidos democráticos para proclamar Otro Nunca Más. Están atentando contra todos nosotros".
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