martes, 7 de diciembre de 2010
Emotivo homenaje a Sor Camila Rolón
El obispo de San Isidro, monseñor Jorge Casaretto, y el intendente de San Isidro, doctor Gustavo Posse, presidieron la ceremonia en la que se rindió homenaje a Sor Camila Rolón con el descubrimiento de una escultura con su imagen en la plazoleta “Del Fundador”, sita en 9 de Julio y Av. del Libertador, frente a la Catedral local.
Del acto participaron también el párroco de la Catedral de San Isidro, Pedro Oeyen, la presidenta del Concejo Deliberante, Rita Kuzis; la hermana María Hilda Arevalo, que asistió en representación de la Congregación Hermanas Pobres Bonaerenses de San José, la impulsora permanente del justo reconocimiento a Sor Camila Rolón, Dolores Bernasconi de Repetto, y familiares de León Gallardo, quien donó el Convento de Muñiz y el órgano de la Catedral local, entre otras autoridades, concejales e invitados especiales.
La ceremonia comenzó con el descubrimiento de la escultura, obra de la artista plástica Hilda D´Aiello, la misma que elaboró el busto del capitán Aldo Roberto Garrido.
El descubrimiento de la imagen lo hicieron el intendente Posse, el obispo Casaretto, Dolores Bernasconi de Repetto y Pedro Oeyen ante el aplauso de todos los presentes.
A continuación, el obispo Casaretto bendijo la imagen y luego pronunció unas palabras de homenaje a la Venerable.
“La vida de Camila Rolón fue de mucho sufrimiento y mucho amor. Los santos han descubierto en la Cruz el sentido de su existencia y Jesús reproduce en la vida de los santos lo que le pasó a él. El nos remide con su amor y para manifestarlo acepta el sufrimiento como un camino, como un signo. Y eso es lo que debemos rescatar en Camila”, señalo Casaretto.
Por su parte, Dolores Bernasconi de Repetto recordó a Sor Camila Rolón como la “samaritana argentina que luchó contra el cólera y la fiebre amarilla”, al tiempo que agradeció a todos aquellos que colaboraron con la realización de esta escultura.
“Agradezco especialmente al intendente Gustavo Posse por permitir la realización de este homenaje y no debemos olvidar a su padre, Melchor Posse, quien bautizó a la Escuela Municipal de Enfermería con el nombre de Sor Camila Rolón”, expresó Lola Repetto.
La hermana María Hilda Arévalo, en tanto, hizo un repaso de la ejemplar vida de Camila Rolón y manifestó que la causa de beatificación está en camino.
“En nombre de la Madre General y de todo el instituto, quiero agradecer en primer lugar al Señor Intendente Municipal, y al Honorable Concejo Deliberante, el homenaje que se hoy se tributa a la venerable Madre Camila Rolón, ilustre hija de San Isidro, colocando esta estatua. Muchas gracias a la escultora, a Lola Bernasconi de Repetto por su tesonero empeño en favor de la causa de Madre Camila, muchas gracias a cuantos han hecho posible esto, y nos acompañan”, dijo.
“En el marco del Bicentenario es oportuno y de corazones nobles honrar la memoria de quienes han echado los cimientos de la argentinidad. Y Madre Camila, desde su condición de mujer y de fundadora, hizo honor a la estirpe de los Rolón, entre los cuales es sobradamente conocido su hermano y fiel colaborador don Avelino”, agregó.
“La heroica samaritana argentina de las epidemias del cólera y la fiebre amarilla, la madre de los huérfanos y desamparados, de los pobres enfermos y ancianos desvalidos, es una gloria de la Provincia de Buenos Aires, y concretamente de este Partido, en el cual nació el 18 de julio de 1842”, añadió.
“Camila se distinguió desde sus primeros años por un amor extremado a Los suyos, que le venía "de casta", como ella lo afirmaba. Tuvo un cariño inmenso a su terruño -la patria chica- y a la Argentina, su patria grande”, prosiguió.
“Solía atribuir graciosamente su temperamento fuerte a la condición de hija de San Isidro, porque los "costeros", como solía llamarlos, tienen fama de energía, dado que a las vicisitudes que afrontaban los campesinos de su tiempo, agregaban las de sus luchas contra los vientos y las mareas", sostuvo luego.
“En el seno de su hogar criollo adquirió una personalidad que se destaca en entre las mujeres de su época. En un tiempo en el que la mujer tenía una limitada esfera de acción: dedicarse a la atención del hogar y consagrar buena parte de sus días a tareas ligadas a quehaceres típicos de la época, irrumpe en el escenario social, y da una respuesta concreta a la crisis del liberalismo de fines del siglo XIX”, acotó.
“En la sociedad laicista del '80 opone al elitismo de clases la militancia católica en su máxima expresión evangélica, fundando una congregación cuyo fin principal era dedicarse a la educación de los niños pobres y abandonados y al cuidado de los enfermos, principalmente en la campaña, desprovista de toda ayuda espiritual”, precisó.
“Modelo de educadora, inspiró en los niños un gran amor a la religión y a la Patria, pues "en los asilos de la Madre Rolón nunca faltó el Himno Nacional, la Bandera argentina y los nombres de los próceres, junto con el Niño Dios, la Virgen, el Sr. San José y los Santos", agregó.
“Dice de ella el Padre Amancio González Paz: "Jamás, en ningún período de su vida, se la pudo sorprender en una declinación de su fervor, de sus normas, de una vocación que va, como un hilo de oro, de su primera infancia hasta su casi alta vejez. Encaró siempre la vida con la máxima seriedad que le dictaban, apenas llegada al uso de la razón, su conciencia de cristiana cabal y la voz interior que la urgió desde temprano a la perfecta inmolación a Dios y al prójimo. Línea recta; vuelo sin desvío; amor sin escorias; donación sin reservas; incendio de caridad sin cenizas; consagración al deber sin desmayos; heroísmo sin aspavientos; confianza sin una dubitación y sin un temblor; fortaleza moral a prueba de bomba; y fidelidad indeclinable a su vocación, así vinieran degollando...Y así un día, y otro día y todos los días y toda la vida. Flecha disparada al blanco del corazón de Dios y que dio de lleno en él. Tensión de cuerpo y espíritu; vencedora de todas las fatigas, que no supo nunca lo que fue aflojar. Magnífico ejemplar criollo, consumida como la lámpara del santuario exclusivamente en el servicio de Dios y de sus hermanos los huérfanos, los pobres, los desheredados, los abandonados, los ancianos decrépitos, los indefensos por naturaleza: los niños y los enfermos", resaltó.
“La Venerable Madre, purificada con muchas pruebas espirituales y con una larga y penosa enfermedad, concluyó su vida terrena en Roma el 16 de febrero de 1913. Poco después su cuerpo fue trasladado a Buenos Aires”, subrayó.
“La santidad de que gozaba en vida, se consolidó y acrecentó después de su muerte, por lo cual se inició la Causa de Beatificación”, añadió.
“Cumplidos todos los requisitos Su Santidad Juan Pablo II el 2 de abril de 1883 declaró solemnemente: "Consta que la Sierva de Dios Camila Rolón de San José ha ejercitado en grado heroico las virtudes de la Fe, Esperanza y Caridad hacia Dios y hacia el prójimo, como también las virtudes cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza, Templanza y las anexas, en el caso y a los efectos deque se trata", dijo seguidamente.
“La Venerable Madre Camila, empuñando su cruz evangelizadora y recorriendo primeramente los caminos de Argentina y Uruguay, y extendiendo después su caridad desinteresada hacia todo el mundo, haciendo su opción preferencial, con la sensibilidad misma de Cristo, hacia todos los pobres, tiene un mensaje de increíble actualidad para nosotros los argentinos del siglo XXI”, indicó.
“Es un mensaje de gozosa esperanza: Dios es nuestro amoroso Padre, y lo que quiere es que le sirvamos con amor, por ser Él quien es, y nada más, y todo esperémoslo de su infinita bondad. Saliendo al paso de las necesidades de su época, y dándoles, desde su pobreza, una solución evangélica, es un desafío para no caer en la tentación de la absolutización del poder, del dinero, del placer. Es una prueba de que es posible la justicia, pero a condición de que sólo Dios sea su fuente”, dijo.
“Su percepción espiritual de que Dios es siempre más: más que las dificultades, más que los límites, más que la miseria, le hacía trasmitir (y nos trasmite hoy a nosotros) la seguridad de que la misericordia y el amor de Dios triunfarán sobre nuestro pecado y nuestra indigencia”, agregó.
“Pidamos a Dios nos conceda la gracia de la pronta beatificación de la humilde costera, para que tengamos su poderosa intercesión y un modelo criollo para imitar”, concluyó..
Por su parte, Pedro Oeyen recordó la época en que nació Camila Rolón. “Fue bautizada en la antigua iglesia de San Isidro en una época en que en este lugar, conocido como Partido de la Costa (por eso el nombre de Camila de costera) habían muy pocas personas. Era una zona de zanjones, de plagas, no era un lugar agradable, recién se empezaba a urbanizar. En ese contexto se crió la Venerable en una casa ubicada en la actual calle Maipú. Y llevó adelante una ejemplar vida de entrega por los demás, especialmente por los niños”, contó el párroco de la Catedral de San Isidro.
El último en hablar fue el intendente Posse. Luego de escuchar las palabras de quienes lo antecedieron, que comentaron como Camila Rolón vivió su niñez en un San Isidro de clima, quizá no próspero, pero tranquilo y solidario, destacó que esa tranquilidad, aunque con las características de la modernidad, es lo que se quiere para el actual San Isidro.
“Hoy estamos rindiendo un justo homenaje a una vecina de San Isidro que vivió en otra época, pero que en la actualidad se guardan esos rasgos de valores que distinguen a este lugar. Por eso, vamos a evitar que nuestro partido, identificado con la vida cristiana, sea utilizado, especialmente en la zona portuaria, como un lugar para desarrollo del juego a través del bingo, del casino y de las máquinas tragamonedas. Eso es lo que se intenta hacer con la privatización del Puerto y que nosotros rechazamos”, expresó Posse.
“Volviendo al homenaje a Sor Camila Rolón hoy podemos disfrutar de esta ceremonia religiosa tan típica de San Isidro y esperamos que el camino para que se convierta en santa prospere”, añoro el jefe comunal.
Luego de los discursos, la ceremonia finalizó con la actuación del Colegio de Abogados y Alumnos del Colegio María Auxiliadora, bajo la dirección de Leonardo D’ Avince, mientras los presentes se acercaban para apreciar de cerca a la flamante imagen de la religiosa.
Su vida
Camila Rolón nación en San Isidro el 18 de julio de 1842, segunda hija de Don Eusebio Rolón y de Doña María Gutiérrez
Vivía en una modesta casa de la actual calle Maipú 263 de San Isidro, aprendiendo sus primeras letras en la escuela de la virtuosa señorita Juana Rueda. Ya desde niña jugaba a ser monja.
En 1852 la familia Rolón se mudó a una casa situada en la calle Libertad entre Santa Fe y Charcas en el barrio del Socorro de Buenos Aires, en ese entonces un barrio de quintas y terrenos baldíos en las afueras de la ciudad.
A los 22 años, con el anhelado permiso de sus padres, ingresa al monasterio de San José de las Carmelitas Descalzas en Buenos Aires pero enferma gravemente y tiene que abandonar el lugar 29 días después por indicación médica
En 1877 viaja con su abuela a Exaltación de la Cruz para reponer su salud, allí enseña durante 2 años catecismo a los niños y madura su proyecto de fundar una congregación de hermanas para dedicarse al cuidado de los niños pobres y los enfermos menesterosos.
En 1880, con la aprobación del arzobispo de Buenos Aires Mons. León Federico Aneiros, nacen las Hermanas Pobres de San José, y funda el primer Asilo San José de Niñas en Mercedes, Provincia de Buenos Aires.
En 1881 toma los hábitos junto con sus compañeras e instala allí el noviciado, a partir de ese momento se la conocerá como Sor Camila de San José.
En 1889 inaugura el Asilo San José en Muñiz, con el apoyo de Don León Gallardo y su madre, trasladando allí la casa generalicia y el noviciado y en 1892 toma los votos perpetuos
La buena fama del bien que hacía la Congregación de Hermanas Josefinas iba esparciéndose por todo el país, y por esa razón, de varios pueblos y provincias llagaban peticiones a Sor Camila para que aceptara nuevas fundaciones, muchas veces trascendiendo los límites de la patria. En vida fundó 35 casas de su Instituto, incluyendo las de Roma, Génova y Barcelona.
En 1891 viaja por primera vez a Roma a ver al Papa León XIII, quien 2 meses después le da carácter pontificio al Instituto, y en el año 1898 su confirmación.
En 1905 funda en Roma un asilo para jóvenes en peligro, establece el noviciado romano, toman los hábitos las primeras novicias italianas, y vuelve a Buenos Aires.
En 1908 el Papa Pío X aprueba definitivamente el Instituto y un año después traslada a Roma la casa generalicia.
En 1910, a los 68 años, antes de partir en su último viaje a Roma, tal como ella presentía que no volvería, quiso despedirse del Santo Patrono de su pueblo natal, San Isidro Labrador.
La antigua Iglesia de San Isidro que ella había conocido en su niñez ya había sido reemplazada desde el año 1898 por la actual Catedral.
En 1910 viaja por última vez a Roma y en 1913 fallece de cáncer, un viejo mal, en Roma el 16 de febrero a los 71 años de edad.
Sus restos mortales llegan a Buenos Aires el 22 de marzo, son velados en la Catedral Metropolitana y trasladados definitivamente a Muñiz el 26 de marzo de ese año.
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