Empapados de pies a cabeza, intentaron vanamente cubrirse con los gorritos, las camperas y los pilotos de la persistente cortina de agua que no parecía amainar. Amuchados unos en los pasillos que dan a los vestuarios y refugiados otros en el buffet, tanto los jugadores como los dirigentes y los estoicos simpatizantes de CASI y de Hindú iban y venían, esperando ansiosos una definición mientras intentaban sortear la corriente de agua que ya cubría todos los accesos. "¿Se juega?", era la pregunta recurrente. Testigos mudos, algunos paraguas yacían rotos y tirados a un costado, entremezclados en los charcos, luego de ser sometidos a piruetas imposibles para evitar lo que ya era inevitable: lluvia y más lluvia cayendo sin parar, con los truenos y el refucilo de las descargas eléctricas de la tormenta sin par en el horizonte, iluminándolo todo. También se suspendieron los partidos que iban a disputarse hoy por los Play Offs de los Grupos II, III y IV, en San Patricio: Hurling-Liceo Naval, La Salle-Albatros y San José-Varela JR.
El cielo pareció desplomarse literalmente sobre San Isidro. La escena pareció calcada a lo vivido el viernes pasado, cuando las inclemencias climáticas -un vendaval de lluvia y viento, cuya intensidad disminuyó por momentos- conspiraron con el normal desarrollo de la semifinal en la que CASI se convirtió en finalista del URBA Top 14 tras vencer 15-9 a Alumni.
En la semana, tanto desde la propia Unión de Rugby de Buenos Aires como de parte de los anfitriones, se preocuparon por ofrecer el marco digno para la gran final. El terreno de juego se emprolijó, cortándole el césped y cubriendo las matas que habían sido arrancadas. Para conservarlo, con suficiente antelación se dispuso a primera hora del viernes que la final del Torneo de preintermedia entre Newman y Alumni cambie de horario y escenario, trasladándola al mediodía a Benavídez. Así, La Catedral luciría impecable.
Todo parecía ir sobre rieles, aunque la alta temperatura y las nubes que se iban cerrando preanunciaban lo peor. Cambio de planes, y la final de intermedia entre SIC e Hindú pasó a jugarse a las 16 en Boulogne. Mientras tanto, el escenario iba tomando color. La empresa de cable que tiene a su cargo la televisación armó su estructura y dispuso sobre el césped los panes de los sponsors. Con una tribuna semivacía, algunos calentaban la previa con un enorme cartel ("Felicitaciones. Van 5, faltan 28...", explicitaba) en alusión a los campeonatos ganados por unos y otros.
El temporal arreció. Un problema en una de las fases impidió que se encendiera a pleno la iluminación del estadio. Las sucesivas descargas eléctricas advertían el riesgo de seguridad tanto para el público como los jugadores. Mientras los de CASI ultimaban su preparación, por los celulares se advirtió a la gente de Hindú (unos en camino y los otros en Boulogne) que no viajaran a San Isidro. La suspensión era inevitable. Esta vez, el agua pudo más y dejó a todos con las ganas. Ahora la final se jugará el miércoles a las 20.40 (fuente: clarin.com)
El cielo pareció desplomarse literalmente sobre San Isidro. La escena pareció calcada a lo vivido el viernes pasado, cuando las inclemencias climáticas -un vendaval de lluvia y viento, cuya intensidad disminuyó por momentos- conspiraron con el normal desarrollo de la semifinal en la que CASI se convirtió en finalista del URBA Top 14 tras vencer 15-9 a Alumni.
En la semana, tanto desde la propia Unión de Rugby de Buenos Aires como de parte de los anfitriones, se preocuparon por ofrecer el marco digno para la gran final. El terreno de juego se emprolijó, cortándole el césped y cubriendo las matas que habían sido arrancadas. Para conservarlo, con suficiente antelación se dispuso a primera hora del viernes que la final del Torneo de preintermedia entre Newman y Alumni cambie de horario y escenario, trasladándola al mediodía a Benavídez. Así, La Catedral luciría impecable.
Todo parecía ir sobre rieles, aunque la alta temperatura y las nubes que se iban cerrando preanunciaban lo peor. Cambio de planes, y la final de intermedia entre SIC e Hindú pasó a jugarse a las 16 en Boulogne. Mientras tanto, el escenario iba tomando color. La empresa de cable que tiene a su cargo la televisación armó su estructura y dispuso sobre el césped los panes de los sponsors. Con una tribuna semivacía, algunos calentaban la previa con un enorme cartel ("Felicitaciones. Van 5, faltan 28...", explicitaba) en alusión a los campeonatos ganados por unos y otros.
El temporal arreció. Un problema en una de las fases impidió que se encendiera a pleno la iluminación del estadio. Las sucesivas descargas eléctricas advertían el riesgo de seguridad tanto para el público como los jugadores. Mientras los de CASI ultimaban su preparación, por los celulares se advirtió a la gente de Hindú (unos en camino y los otros en Boulogne) que no viajaran a San Isidro. La suspensión era inevitable. Esta vez, el agua pudo más y dejó a todos con las ganas. Ahora la final se jugará el miércoles a las 20.40 (fuente: clarin.com)